Arana

La comida muy buena y el trato del propietario muy agradable.

Es una excelente propuesta para una cena en la zona que concentra los locales más concurridos de la tarde-noche gijonesa. Es un local pequeño y acogedor, donde también se puede tomar un vino o unas tapas. La atención es exquisita (quizá porque el ojo del amo engorda al caballo) y la presentación de la comida también, con un emplatado más que correcto y detalles de buena cocina. La elección de vinos resulta sencilla con el apoyo de la casa y las propuestas (y el modo de presnetarlas) son un poco diferentes, pero muy eficaces, respecto de lo que se puede encontrar en otras cartas. Si algo hay que poner en contra -la perfección es tan imposible como aburrida- es el tamaño reducido de las mesas, pero no debe ser un incoveniente en la mayoría de las ocasiones. Totalmente recomendable.

Pequeño y excelente restaurante fruto del amor por la gastronomía y el vino. Pleno de cariño, la silla que pondrías a un amigo en tu cocina. Uno de los motivos por los que añoro Gijón.

Nos tendieron muy bien, la comida muy buena, sobretodo la ensaladilla. El helado artesanal espectacular. Muy recomendable.

Hemos ido varias veces y siempre excelente, tanto vinos como la comida.

Trato excelente, platos generosos y variados, una reseña especial en la calidad de los vinos y la explicación del propietario. Todo un gusto.

una atencion excelente!! todo estaba impresionante,muy recomendable

El restaurante es precioso, la decoración muy cuidada, em ambiente agradable y el trato muy bueno, te aconsejan en todo momento. Perfecta fusión entre productos locales y cocina más moderna. El único pero es que el servicio no es muy rápido si tienes prisa, pero la experiencia es totalmente recomendable.